Da Costa se rifa a lo grande la Fórmula E tras un fin de semana absurdo
El segundo E-Prix de Berlín, celebrado este fin de semana, fue un triunfo para Antonio Félix da Costa. Tras una carrera caótica con múltiples coches de seguridad, el piloto de Porsche cruzó la línea de meta en P1. Nick Cassidy (Jaguar) terminó el E-Prix de Alemania en P2, mientras que Oliver Rowland (Nissan) acabó tercero.
Allí estaban, fraternalmente uno al lado del otro: Nyck de Vries, Robin Frijns y Nico Müller. No con sus monos de carreras, sino con vaqueros y una camiseta de su equipo de Fórmula E. A su alrededor, 22 pilotos de Fórmula E se preparaban para el segundo E-Prix del fin de semana en Berlín, mientras que el trío se veía obligado a observar tras haber participado activamente en el Campeonato Mundial de Resistencia el sábado.
Que a estos tres pilotos -como a Sébastien Buemi- no se les permitiría competir se sabía desde hacía tiempo, pero eso no lo hace menos absurdo. A los aficionados presentes en las gradas del circuito de Tempelhof les gustaría ver a los mejores pilotos competir en la Fórmula E, pero una extraña norma de la FIA lo hizo imposible: un piloto no puede participar en dos eventos en un fin de semana, aunque haya dos carreras de Fórmula E.
Campo marcado de participantes en Berlín
Con el campo de participantes devaluado, en Berlín hubo muchos empujones y tirones -como el sábado- que provocaron algunos daños aquí y allá. Ya en la primera vuelta, Mitch Evans (Jaguar) no dejó espacio suficiente a Norman Nato (Andretti), lo que provocó que el francés chocara contra el muro y viera volar algunas piezas de su coche. Mientras tanto, en la parte delantera, se produjo la ya familiar conducción en pelotón (para ahorrar tanta energía como fuera posible), con los dos Jaguar y los dos Porsches convirtiéndose en intrusos en la parte delantera.
Los dos equipos de cabeza fueron incapaces de distanciarse del resto del pelotón, sobre todo después de que el coche de seguridad tuviera que entrar en pista tras 12 vueltas luego de una colisión de Maximilian Günther con el muro. Una vez de vuelta a toda velocidad, continuó el gran rifirrafe en cabeza. Casi en cada vuelta, varios pilotos se colocaban brevemente en primera posición, como es normal en el ciclismo. Con tantos coches siempre uno al lado del otro, un accidente estaba por ocurrir. Stoffel Vandoorne fue una de las principales víctimas, seguido poco después por Sacha Fenestraz. El francés chocó contra el muro, lo que provocó otro coche de seguridad.
De vuelta a la velocidad, la imagen de la carrera siguió siendo la misma: muchos golpes de rueda, mucho contacto, los daños necesarios y cambios constantes en la parte delantera. Sólo en los últimos compases de la carrera, Da Costa consiguió abrir un hueco respecto al resto. Eso le bastó para conseguir su primera victoria esta temporada.